La gira norteamericana difícilmente podría ir mejor para los intereses del FC Barcelona. Victoria ante todo un Manchester City con rachas de buen juego, presión alta y siendo agresivos y triunfo la pasada madrugada en el clásico frente a un Real Madrid bastante reconocible. Y de nuevo con brotes verdes, con signos ya visibles de lo que quiere Hansi Flick para su proyecto.
Lógicamente, está todo en un estado muy embrionario como para sacar conclusiones. Y el trabajo de Hansi Flick es evitar que sus futbolistas caigan en ningún tipo de euforia o relajación. Al contrario, el hecho de que la expedición esté plagada de jóvenes sin plaza asegurada en la primera plantilla está generando una competitividad y un hambre casi fuera de lo normal. Y eso es para el de Heidelberg algo fantástico. Incluso para ‘enchufar’ y poner las pilas al resto.
FASE EMBRIONARIA
Apenas lleva un mes al frente del Barça Flick, en pleno proceso para que sus pupilos vayan asimilando los automatismos y todo lo que quiere implementar. Como decíamos, esa presión alta los 90′ (algo que requiere una condición física óptima, más aún con el denso calendario que tendrá este año el equipo), la defensa adelantada, combinar el ser vertical con el juego de posesión y entender cuándo llevar a cabo uno u otro.
TRABAJO PREVIO
Hansi ya venía con parte de los deberes hechos. Con un análisis bastante exahustivo de los canteranos y de las piezas con las que iba a contar (como él mismo ha dicho en varias ocasiones, venía preparándose para coger las riendas del Barça desde meses atrás y, como tal, haciendo un seguimiento intenso).
Ya nada más terminar el choque, Hansi Flick tenía clarísimo el mensaje en la rueda de prensa: “En varias ocasiones nos tiramos demasiado atrás y no presionamos al rival que tiene la pelota. Eso es un problema que tenemos que corregir. Hay que meter presión durante los 90 minutos y no aflojar nunca”.
LIBRO DE ESTILO
Por un lado, el alemán volvía a hacer énfasis en algo determinante para él como es mantener de forma regular y lineal esa presión agresiva. Ya sea tras pérdida o iniciando posesión el rival. Que los defensas no tengan miedo a saltar y que el equipo haga un pressing alto, ordenado, armónico. Eso, lógicamente, no se consigue en unas semanas. Ni en unos meses.
Flick trasladó ese mensaje también al vestuario. Para que no haya un optimismo desfermado, ni euforia excesiva. Hay mucho por mejorar. Brotes verdes, sí. Y cosas que se están haciendo bien. Pero esto es un proceso que se cocerá a fuego lento.