El penúltimo domingo de Juegos Olímpicos fue agridulce para la delegación española. Alegría para la pareja Sorribes-Bucsa por conquistar el bronce y tristeza por la derrota de Alcaraz en su primera final olímpica o por el hundimiento de Jon Rahm en los campos de Le Golf National, sin olvidar la rabia del púgil Enmanuel Reyes Pla por su polémica derrota que le relegó al tercer metal.
Y lo peor llegó a primera hora de la mañana, cuando Carolina Marín tenía encarrilada su semifinal de bádminton contra la china Bing Jiao He. Su rodilla derecha dijo basta y sus lágrimas conmovieron no solo a los presentes en La Chapelle Arena, sino a todos quienes vieron las imágenes del dolor.
No es la primera lesión que sufre la jugadora que ha dominado el bádminton mundial, pero quizá sí la más dolorosa por lo que significaba para ella ganar el oro en París. Ya fue campeona olímpica en Río’16, pero deseaba ese segundo metal dorado que podría culminar su carrera deportiva.
Quizá por esa emoción del momento y por un sentimiento de compasión, a lo largo de la mañana se empezaron a leer comentarios en las redes sociales pidiendo al COI que otorgase una medalla de bronce ‘honorífica’ a la jugadora onubense. La cosa se fue de madre cuando el propio presidente de la Federación Española de Bádminton, Andoni Azurmendi, se unió a la plegaria basándose en que en Europeos y Mundiales sí se dan dos bronces a quienes pierden las semifinales.
Pues no, señor mío. En los Juegos Olímpicos hay unas normas que TODOS conocen de salida. Si quieren que pase como en boxeo u otros deportes del programa en los que se dan dos bronces, pídanlo antes de empezar la competición y no ahora porque una jugadora se ha lesionado. Una medalla de regalo por compasión, como si se tratara de una oferta de unos grandes almacenes, no dignifica el espíritu olímpico. Es más, habría que ver si Carolina aceptaría ese regalo. Quiero pensar que no, porque está por encima de estas ocurrencias de tertulia de bar.
Si la Federación Española de Bádminton y el Comité Olímpico Español quieren reconocer los méritos de Carolina Marín en estos Juegos, que empiecen por otorgarle el premio correspondiente como si hubiese conquistado la medalla en cuestión. Otra cosa es colgársela por lástima. Si es así, ¿regalamos medalla a todos los deportistas que se lesionan en una final? No convirtamos la gran fiesta del deporte mundial en una verbena, por favor.