Venus está, astronómicamente hablando, a tan solo ‘un tiro de piedra’ de nuestro planeta y aún así seguimos sin saber exactamente qué ocurre en ese mundo infernal vecino. Y es que durante décadas, la espesa atmósfera de este planeta ha impedido ver qué se esconde bajo las densas nubes de ácido sulfúrico, las lluvias ácidas y los intensos vientos que invaden las capas altas de nuestro vecino solar. Ahora, gracias a un nuevo análisis de datos obtenidos en los años noventa gracias a la nave espacial Magallanes, un equipo de astrónomos acaba de recopilar la evidencia más clara hasta la fecha de un sorprendente fenómeno que está ocurriendo en la superficie del planeta. Venus no solo tiene volcanes activos sino que, además, todo apunta a que incluso podría tener flujos de lava recientes corriendo por sus tierras.
Ya son varios los estudios publicados en los últimos años sobre el volcanismo venusiano. En un primer momento, se especuló con que este planeta vecino podría haber tenido una intensa actividad volcánica en sus albores, como muchos otros mundos del Sistema Solar, pero que ahora estaría más bien inerte. Más adelante, se empezaron a encontrar indicios sobre movimientos volcánicos recientes. Un compendio de información recopilada hace ya treinta años, por ejemplo, mostró la existencia de una fisura volcánica en la superficie de Venus que duplicó su tamaño en tan solo ocho meses y que, según explican los expertos, podría haber estado llena de lava.
Se ha hallado una enorme fisura que se ha ido acrecentando a lo largo de ocho meses, así como al menos dos zonas volcánicamente activas
Las pruebas aportadas en este último análisis, publicado este mismo lunes en la revista científica ‘Nature Astronomy’, van incluso un paso más allá. La información captada por la nave espacial Magallanes apunta a la existencia de flujos volcánicos activos en al menos dos puntos de la geografía venusiana. Por un lado, en el flanco occidental de la montaña Sif Mons, una región nombrada en honor a una diosa de la mitología nórdica. Y por otro lado, en la llanura Niobe Planitia, ubicada en el hemisferio norte del planeta. En ambos casos, se creía que estas regiones fueron foco de actividad volcánica en el pasado pero ahora, gracias a este trabajo, sabemos que se trata de zonas donde, contra todo pronóstico, siguen corriendo ríos de lava.
Destino volcánico
El estudio de la actividad volcánica de Venus va mucho más allá de lo anecdótico. En primer lugar, gracias a estos trabajos, sabemos que la Tierra no es el único planeta del Sistema Solar en el que sigue habiendo actividad volcánica. En segundo lugar, el estudio del caso venusiano ayuda a entender cómo puede producirse actividad volcánica en un planeta sin un mecanismo de tectónicas de placas como el nuestro. Además, el estudio de estos fenómenos podría ayudar a resolver el misterio sobre cómo dos planetas que nacieron siendo prácticamente gemelos como la Tierra y Venus acabaron divergiendo y mientras en uno surgió la vida en el otro se desató un infierno.
Todas estas incógnitas se intentarán resolver en las próximas misiones a Venus. Tanto la agencia estadounidense NASA como la europea ESA tienen previsto utilizar algunas de sus misiones de exploración del Sistema Solar para sobrevolar Venus y recoger información sobre su atmósfera. Rusia, por su parte, quiere lanzar a lo largo de este año su sonda Venera-D para explorar la atmósfera de este planeta. Y la empresa estadounidense Rocket Lab afirma que se está preparando para mandar una pequeña nave espacial a Venus, algo que, de conseguirse, se convertiría en la primera misión privada de la historia en poner rumbo a otro planeta.
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