“Es difícil de creer, pero lo he vuelto a lograr”, fueron las primeras palabras del neerlandés campeón del mundo Mathieu Van der Poel (Alpecin Deceuninck) nada más entrar en meta como ganador por segundo año consecutivo de la París Roubaix.
“Es difícil de creer, y lo he vuelto a lograr con nuestro equipo. Alpecin-Deceuninck quizás ha sido incluso más fuerte que el año pasado. Estoy muy orgulloso de los compañeros”, dijo el triple ganador del Tour de Flandes y doble de la Roubaix.
Van der Poel (Kapellen, 29 años), ganó a su estilo, a lo campeón indomable, con un ataque a 60 kilómetros de la meta que eliminó a todos sus rivales.
“En realidad ese no era el plan. Sólo quería hacer la carrera difícil a partir de ahí. Ese es mi punto fuerte. Me sentí súper bien hoy y sabía que había viento de cola durante la mayor parte del camino hasta la meta. Tuve un día realmente bueno”, explicó.
Van der Poel dijo sentirse muy motivado esta temporada y con la idea siempre de honrar el maillot que viste, pero “supera las expectativas y no tengo palabras para definir lo que estoy viviendo”, explicó.
A pesar de su dominio en los últimos kms, el campeón del mundo en ruta nunca se sintió ganador hasta el último tramo de carrera, cuando aventajaba en más de 3 minutos a sus perseguidores.
“Siempre es posible un pinchazo en esta carrera, pero mi ventaja era grande y el coche de apoyo estaba conmigo. Eso me permitió disfrutarlo más que la semana pasada en Flandes, donde estuve realmente al límite, pero hoy me sentí increíble“, comentó.
Un triunfo muy especial por el hecho de vestir el maillot arcoíris de campeón mundial.
“Nunca soñé con algo así cuando era niño, y ahora no tengo palabras para explicarlo”.
La segunda plaza fue para su compañero belga Jasper Philipsen, ganador de la San Remo, elogiado por el vencedor.
“Espero que algún día gane aquí. Al igual que el año pasado, ha demostrado que es capaz de hacerlo. Lo intentaremos de nuevo el año que viene, pero ahora primero disfrutaremos y haremos una fiesta”, concluyó.