A veces me pregunto qué pensaría Johan Cruyff del Barcelona femenino. De Caroline Graham Hansen, de Aitana Bonmatí, de Alexia Putellas, de Patri Guijarro… En el octavo aniversario de su fallecimiento, las azulgranas rindieron un homenaje al Maestro en el Alfredo Di Stéfano. Un partido inteligente y efectivo que culminó con un 0-3 para alargar el legado de las culés en los clásicos y ponerse a doce puntos de ventaja. Una Liga ya, prácticamente, vista para sentencia.
Jonatan Giráldez dirigía su (pen)último baile -porque nunca digas nunca- contra el Real Madrid y lo planteó como una final, a pesar de que era plenamente consciente de que se juega el pase a ‘semis’ de la Champions en cuatro días. Un once casi de gala, con Pina como titular en el lugar de Mariona y una Rolfö que partía de inicio y que coincidía, por primera vez, con Ona Batlle en el campo. La catalana se estrenaba en su posición natural esta temporada.
La primera vez de Rolfö y Ona
El primer gol del Barça llegó, precisamente, de esta combinación a los diez minutos de partido. Pase filtrado de Graham y Ona, la más rápida siempre, condujo el balón hasta línea de fondo para servir el tanto en bandeja a Rolfö, ante desesperación de Athenea, que estaba en el sitio perfecto en el momento perfecto.
Había salido mordiendo en la presión el Madrid, pero no perdieron la compostura las azulgranas, que tenían estudiadas todas las versiones posibles que podía plantear Alberto Toril. Un cuadrado en el centro del campo con Patri juntándose con Walsh en el doble pivote para dar fluidez a la circulación y una Aitana más abierta para recibir.
Reaccionó rápidamente el conjunto blanco tras el gol de Rolfö, buscando hacer daño por la banda de Olga Carmona y Linda Caicedo. Y el resto del primer tiempo fue muy igualado, con minutos para ambos equipos. La diferencia es que el Barça tuvo cinco ocasiones claras -una de Pina al más puro estilo Johan, dos de Aitana que paró Misa y otras de Salma y Graham- y el Madrid solo una. Un mal despeje de Paredes que se estrelló contra la madera al filo del descanso.
Corrigió las imprecisiones y mejoró, en líneas generales, el Barça en el segundo tiempo, alentado por decenas, casi centenas, de camisetas azulgranas que se hacían escuchar en las gradas de Valdebebas. Había faltado en el primer tiempo agresividad, fluidez en la circulación y acierto en el último pase. Y empezaron a bailar a un Madrid que ya avistaba los fantasmas del pasado.
Conexión de oro
Aparecieron con Aitana, que anotó el segundo para las culés. Un pase en largo exquisito de Walsh a los pies de Graham, que hizo un roto a Olga Carmona -estos días tendrá pesadillas con la noruega-, levantó la cabeza para analizar el panorama con calma y sirvió el gol, también en bandeja, como el primero, a la de Sant Pere de Ribes. Una conexión de oro.
Graham estaba siendo la mejor del partido y culminó su actuación con una -enésima- obra de arte de las suyas para llevarse el ‘MVP’ del clásico. Volvió a dejar sentada a Olga con un doble recorte para fusilar a Misa con un derechazo imparable, decidir el decimocuarto clásico para el Barça y sumar su gol número veintiséis -además de veinticinco asistencias- esta temporada. Unas cifras dignas de Balón de Oro.
Con tres goles de ventaja, Giráldez no dudó en dar descansos y reservar efectivos para el jueves. Entró Mariona, que aportó oxígeno, Alexia Putellas, que fue ovacionada y volvió a dejar huella en el campo de su calidad, con pases filtrados marca de la casa. Y también tuvieron unos minutos Vicky López, Esmee Brugts y Marta Torrejón. El electrónico no acabó reflejando la superioridad azulgrana en el segundo tiempo. Pero la exhibición fue tal, que si Johan levantara la cabeza… disfrutaría mucho de este equipo